Adeline Virginia Stephen, conocida como Virginia Woolf, nació el 25 de enero de 1882 en Kensington, Londres, Reino Unido. Su vida fue trágica, atormentada por la desgracia y una depresión que la aquejaría desde joven.
Esta tristeza se vio reflejada en su vasta producción artística. Atribulada, decidió suicidarse a los 59 años. Conoce aquí la historia de Virginia Woolf, precursora del feminismo.
Nació en Londres el 25 de enero de 1882. Sus padres, el novelista e historiador birtánico sir Leslie Stephen y Julia Prinsep Jackson, provenían de matrimonios en los que sus respectivas parejas fallecieron. Es por esto que el hogar que mantenían albergaba a hijos de los 3 matrimonios.
Virginia fue educada en casa. Nunca fue a la escuela, sus padres y algunos profesores particulares se encargaron de su preparación académica. Su casa era usualmente visitada por representantes de la literatura victoriana como Henry James y James Russell Lowell, amigos de su padre. Su madre, por otro lado, provenía de una familia de modelos para pintores prerrafaelistas y los primeros fotógrafos.
En las memorias de Woolf, destaca que sus recuerdos más vívidos no fueron en Londres, sino en una casa ubicada en Cornualles, residencia donde pasaba las vacaciones de verano. El paisaje y el clima de este lugar impregnarían su toda su obra.
Fallecimiento de su madre
En 1895 fallece la madre de Virginia. Este hecho ocasionaría la primera de las depresiones de la escritora. Tras esto, Julia Stephen, media hermana de Virginia, tomó las riendas de la casa. Sin embargo, abandonó el seno familiar en 1897 para casarse con Jack Hills. Pero la muerte perseguía a la familia: Julia falleció durante la luna de miel, producto de una peritonitis.
En 1905 fallece el padre de Virginia, lo que provocó un fuerte ataque de ansiedad, motivo por el cual fue internada en un hospital psiquiátrico. Sus cambios de humor y recurrentes períodos de depresión se deberían también, según algunos estudiosos, a los abusos sexuales que sufría por parte de sus hermanos George y Gerald Duckworth.
Después de su segunda crisis nerviosa, Virginia se mudó, junto con sus hermanos, a Bloomsbury. En esta ciudad haría buenas migas con intelectuales como E. M. Forster y John Maynard Keynes. Este círculo social, con los años, sería conocido como el ‘Círculo de Bloomsbury’.
Se casa
En 1912, a la edad de 30 años, contrajo matrimonio con el escritor Leonard Woolf. Junto con él fundaría la editorial Hogarth Press, que publicaría no solo las futuras obras de Wolf sino también las de reconocidos académicos como T. S. Elliot y Sigmund Freud. Sin embargo, la pareja vivió siempre en la pobreza.
En 1922, Virginia Woolf conoce a la escritora Vita Sackville-West, esposa de Harold Nicholson. Ambas mantendrían un romance hasta inicios de 1930. Sin embargo, serían amigas hasta la muerte de Woolf.
Empezó a escribir profesionalmente en 1905, en un inicio para el Times Literary Supplement. Luego, su labor periodística y literaria se vería compuesta por títulos como ‘La señora Dalloway’, ‘Al faro’, ‘Las olas’ y ‘Entre actos’. Asimismo escribió diversos ensayos sobre la condición de la mujer, en los que rescató la reconstrucción social de la mujer y reivindicó la imagen de la mujer escritora.
Durante toda su vida, Woolf padeció de trastorno bipolar. Tras culminar el manuscrito de ‘Entre actos’, que se publicó póstumamente, fue víctima de una depresión severa, como las que había sufrido anteriormente. Sin embargo, el inicio de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa en Blitz y la poca acogida de su biografía sobre su amigo Roger Fry agravaron su situación.
El 28 de marzo de 1941, Virginia Woolf decidió acabar con su vida. Se puso su abrigo, llenó los bolsillos con piedras y se arrojó al río Ouse. Su cuerpo no fue encontrado hasta el 18 de abril. Los restos fueron incinerados y las cenizas enterradas bajo un árbol en Rodmell.
Esta es la transcripción de su última carta, dirigida a su marido:
«Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tú y yo. V.»