A los 89 años, José “Pepe” Mujica falleció este martes 13 de mayo, según confirmó el presidente uruguayo Yamandú Orsi a través de sus redes sociales. El exmandatario murió tras enfrentar un cáncer de esófago diagnosticado en abril de 2024. Su partida marca el final de una vida política reconocida por su austeridad y su liderazgo regional.
Un adiós anunciado
Desde inicios del año, Mujica había anunciado el avance de la enfermedad. En enero de 2025, informó que el cáncer se había extendido al hígado, imposibilitando nuevos tratamientos por su edad y condiciones crónicas. “Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”, declaró al semanario Búsqueda.
En esa misma entrevista, el expresidente expresó que no concedería más entrevistas ni se sometería a más intervenciones médicas. “Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me acosen con entrevistas al pedo ni nada más. Se terminó mi ciclo hace rato”, dijo. También se despidió de sus “compañeros” y “compatriotas”.

Reacciones oficiales y últimas apariciones
La noticia generó reacciones en toda la región. Orsi, su sucesor político, escribió: “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho viejo querido”. Su última aparición pública fue en diciembre de 2024, junto al presidente brasileño Lula da Silva.
Su esposa, Lucía Topolansky, había confirmado horas antes que el exmandatario se encontraba bajo cuidados paliativos. Mujica tenía previsto acudir a las elecciones regionales en Montevideo el pasado domingo, pero su delicado estado de salud impidió su presencia. Desde entonces, su entorno confirmó que solo recibía tratamiento para mitigar el dolor.

Un legado latinoamericano
Mujica gobernó Uruguay entre 2010 y 2015. Es recordado como “el presidente más humilde del mundo”, apodo que ganó por su estilo de vida austero. Su discurso anticonsumista y su cercanía con la ciudadanía lo convirtieron en una figura influyente en la izquierda regional. Su legado político sigue presente en los movimientos sociales y populares de América Latina.