El perro pastor Chiribaya, raza canina ancestral originaria del sur del Perú, fue oficialmente reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación tras la aprobación unánime en el Congreso de la República, con 93 votos a favor. La norma, exonerada de segunda votación, establece además que el Ministerio de Cultura, en coordinación con autoridades regionales, diseñe medidas para la investigación, conservación y difusión de este legado prehispánico.
La declaratoria responde al Proyecto de Ley N.° 9397, que destacó la relevancia histórica de esta raza, cuyos orígenes se remontan a la cultura Chiribaya, desarrollada entre los siglos IX y XIV d.C. en la actual región de Moquegua. Según la legisladora, el reconocimiento constituye un paso clave en la valorización de las culturas originarias y en la protección de una de las razas caninas más antiguas del país.
Un hallazgo que cambió la historia
El pastor Chiribaya fue identificado gracias a las investigaciones de la arqueóloga y exministra de Cultura Sonia Guillén, quien en 2006 descubrió 42 momias caninas en el valle de Ilo, en cementerios asociados a la antigua hacienda Chiribaya. Estos animales fueron enterrados con ofrendas como textiles y alimentos, lo que evidenció el lugar especial que ocupaban dentro de la comunidad.
Los estudios determinaron que esta raza cumplía funciones de pastoreo de camélidos sudamericanos como llamas y alpacas, pilares de la economía regional. Con patas ágiles, cuerpo alargado y una cabeza similar a la de un pastor alemán, el perro Chiribaya se adaptaba a la vida en terrenos áridos y desérticos, convirtiéndose en un compañero de trabajo indispensable y en un miembro valorado de las familias.

Más allá del reconocimiento simbólico
El dictamen no solo otorga un título honorífico. La ley declara de interés nacional la investigación, protección genética y registro oficial de la raza. También busca promover la educación cultural sobre su importancia histórica y fomentar la reproducción responsable, abriendo oportunidades para el turismo cultural en Moquegua y para la difusión de la identidad local entre las nuevas generaciones.
Especialistas en antropología e historia coinciden en que el perro pastor Chiribaya no era solo un guardián del ganado, sino un símbolo de la relación estrecha entre los pueblos prehispánicos y su entorno. Su reconocimiento oficial fortalece el vínculo entre pasado y presente, proyectando al Perú como un país que protege y revaloriza su diversidad cultural.

