Encefalitis infecciosa: Cómo reconocer sus síntomas y prevenir complicaciones

La encefalitis infecciosa es una condición poco común, pero de alto riesgo, causada principalmente por virus. Se manifiesta con fiebre, dolor de cabeza, confusión, dificultad para hablar o tragar, debilidad en un lado del cuerpo e incluso convulsiones. Su detección temprana es fundamental para reducir el riesgo de secuelas neurológicas.

¿Quiénes están en mayor riesgo?

Cualquier persona puede desarrollar esta enfermedad, aunque los más vulnerables son los niños, adultos mayores y quienes tienen un sistema inmune debilitado. La neuróloga Sofía Sánchez, de la Clínica Ricardo Palma, explica que el riesgo es mayor en zonas con alta presencia de mosquitos y garrapatas, ya que algunos virus se transmiten por sus picaduras o mordeduras.

Medidas de prevención

Reducir el riesgo de encefalitis implica prevenir infecciones virales. Para ello, se recomienda evitar espacios cerrados con poca ventilación y el contacto con personas enfermas. Además, mantener una adecuada higiene, como lavarse las manos con agua y jabón y no compartir utensilios, ayuda a prevenir contagios.

El uso de mosquiteros y repelentes con permetrina, así como ropa de manga larga al anochecer, disminuye la exposición a insectos transmisores. También es clave eliminar criaderos de mosquitos, como agua estancada en macetas, canaletas y recipientes. La vacunación es otra medida importante para evitar infecciones que pueden derivar en esta enfermedad.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la encefalitis requiere una evaluación médica detallada. Se analiza el historial del paciente para identificar posibles exposiciones a insectos o animales. Además, se realizan pruebas como resonancia magnética cerebral y estudio del líquido cefalorraquídeo para detectar el agente infeccioso.

Una vez confirmada la enfermedad, el tratamiento debe iniciarse de inmediato con antivirales por vía intravenosa, incluso antes de identificar el virus específico. Esta acción rápida es clave para evitar complicaciones graves y mejorar el pronóstico del paciente.