Iquitos vivirá un momento histórico este 15 de septiembre de 2025, cuando abra sus puertas el primer cementerio formal de mascotas del Perú, ubicado en el kilómetro 8,5 de la carretera Iquitos–Nauta, muy cerca del reconocido Jardines del Edén. Este nuevo espacio ha sido diseñado para que las familias puedan despedir a sus animales con respeto y -lo más importante- precios accesibles, sin sacrificar la dignidad del adiós.
El primer camposanto para mascotas
El proyecto, liderado por Javier Nalvarte Gamero, gerente de Jardines del Edén, responde a una necesidad real que, hasta ahora, no contaba con una solución formal en el país. “No vamos a cobrar precios excesivos. Queremos que este servicio esté al alcance de la comunidad”, señaló Nalvarte.
El complejo ofrecerá una variedad de servicios especializados, entre ellos una carroza para traslado, velatorio (que podrá realizarse en el domicilio o en el cementerio), ataúdes personalizados y sepultura en tierra. En una etapa posterior, se sumarán nichos para mascotas, ampliando las opciones disponibles para los dueños que quieran conservar la memoria de sus animales de forma especial. Los precios estimados oscilarán entre S/ 300 y S/ 1 000, dependiendo del servicio y la ubicación elegida.
Un hito para las mascotas en Perú
La primera fase del cementerio tendrá capacidad para 500 entierros, aunque el terreno ya está preparado para extenderse hasta seis etapas conforme aumente la demanda. Esta proyección permitirá ofrecer servicios continuos y adaptados a las necesidades de la población local en los próximos años.
La iniciativa llega en un contexto en el que las mascotas han adquirido un rol central en la vida de las familias peruanas. Hasta ahora, este tipo de espacios solo se encontraba en otros países o en servicios privados muy exclusivos. Con esta apertura en Iquitos, el país contará por primera vez con un cementerio formal para animales, brindando la oportunidad de despedirlos con el mismo cariño y respeto con el que se les acompañó en vida.
¿Por qué importa?
Además de ofrecer una alternativa digna y respetuosa para despedir a los animales que nos acompañan, el proyecto aporta un giro hacia la inclusión: al mantener precios bajos, asegura que familias de distintos niveles socioeconómicos puedan acceder al servicio. Es un paso significativo en el país, que abre la puerta a una cultura del duelo responsable y afectiva.