Federico Bobadilla, cofundador de la bodega de vinos de berries, Morandina: «Queremos ser la bebida del Perú»

Magacin 24.7 conversó con Federico Bobadilla, cofundador de esta bodega familiar de vinos, sobre su historia, productos y planes a futuro.

Federico Bobadilla, cofundador de Morandina.

En el callejón de Huaylas, Caraz, se encuentra ubicada la bodega Morandina. Esta joya vitivinícola de Áncash ha innovado en el mundo de la enología peruana con su propuesta de vinos de berries elaborados a partir de frutas como: arándanos, frangüezas, zarzamoras y aguaymantos, todos cultivados en la zona.

La bodega no solo se destaca por su enfoque en la producción de vinos de frutas, sino también por su compromiso con la calidad y la sostenibilidad. Magacín 24.7 conversó con Federico Bobadilla, cofundador de esta bodega familiar, quien habló acerca de la historia de Morandina, los desafíos del sector y sus planes a futuro.

¿Cómo nació Morandina?

Morandina nació en 2012 cuando empezamos a sembrar arándanos en Caraz, en el callejón de Huaylas, aprovechando el boom de los berries en Perú. Plantamos 10 hectáreas de arándanos y también frambuesas, zarzamoras y aguaymantos, para venderlos a supermercados. Ya en 2017 decidimos profesionalizarnos y contratamos a alguien que nos ayudara a hacer un vino con un añejamiento de 8 meses o un año, y así salió lo que tenemos ahora, un producto peruano hecho en Caraz.

Es decir, ustedes antes de ingresar al mundo de los vinos se dedicaban a producir frutos…

Sí, nuestro modelo de negocio sigue siendo el mismo. Seguimos produciendo berries y vendiendo frutas frescas. Es un negocio familiar. Además comercializamos también frutas congeladas y seguimos haciendo néctares, mermeladas, y por supuesto, nuestros vinos de berries.

¿Cuál es el significado detrás del nombre Morandina?

Porque nosotros vimos que la mora o la zarzamora es andina. Desde el norte de la cordillera de los Andes hasta el sur hay moras. Además, nosotros somos del campo y hemos crecido entre moras. Entonces dijimos, «¿qué tal si la mora se logra vender como producto, se logra introducir y esto le gusta a la gente, al consumidor?» Asimismo, no solo nosotros podemos hacer vinos de mora, sino que aquellos campesinos podrían empezar, a crear pequeñas bodegas y vender un vino de mora. En nuestra visión de empresa, queremos generar trabajo.

Hablando de los vinos, ¿Cómo logran captar la atención y preferencia del público?

Nosotros estamos enamorados de nuestros vinos. Morandina es una experiencia, una forma de ver y sentir la vida y la naturaleza. Estamos en la reserva del Huascarán, con nevados y agua de deshielo, rodeados de una fauna y flora únicos. Queremos transmitir todo eso en una copa de vino. El Perú profundo, el aire puro y los paisajes. Por eso, nuestras etiquetas también lo muestran.

Mencionaba que Morandina es un negocio familiar. Además de usted, ¿Quiénes son los otros fundadores?

La idea de crear Morandina surgió en 2012. Mi hermano Manuel y una de mis hermanas, son mis socios. Además, mis hijos y los hijos de mi hermano están involucrados. Aunque somos varios hermanos, en el negocio estamos tres. Manuel, que vive en Caraz, es quien está a cargo de la producción del vino y de la planta.

Y en esta empresa familiar ¿Cómo aportan sus hijos?

Mi hija Luisa es la gerente de marketing, además ella es sommelier.

¿Se ve reflejado también el trabajo de ella en sus productos?

Sí, pero también nos han ayudado personas. Hay una chica que ahora está en Estados Unidos, que vivió un tiempo en Caraz. Ella nos dio una nueva perspectiva sobre cómo debería ser la etiqueta, porque antes teníamos otra etiqueta.

¿Cuántas cosas han logrado juntos hasta ahora como empresa en Huaraz?

Tenemos una tienda de degustaciones en Caraz, junto con un museo del vino donde los turistas, tanto peruanos como extranjeros, pueden ver el proceso del vino, escucharlo de nosotros y probarlo ahí mismo. También ofrecemos maridaje con productos y comidas de la zona. Esto nos ha permitido recoger la opinión de los turistas desde el comienzo y ajustar nuestro producto según sus comentarios.

¿Actualmente los turistas que visitan Caraz consideran a Morandina como una parada obligatoria en sus recorridos?

Estamos dentro de la ruta turística del Callejón de Huaylas. Hacemos visita actualmente al campo. Van al campo, prueban el producto y cosechan el producto. Es una vivencia.

Berries en Huaraz. (Foto: Morandina)

¿Cuáles son esos comentarios que les han hecho los extranjeros cuando han probado sus productos?

Los extranjeros a veces comentan que nuestros vinos son un poco dulces, ya que empezamos con un enfoque más dulce, adaptado al gusto peruano. Nuestra intención es exportar el producto, así que hemos hecho ajustes y ahora el dulzor es más bajo. Hemos recibido mucho feedback de los visitantes, incluyendo enólogos, sommeliers y catadores, que nos han ayudado a mejorar..

Y de todos lo vinos, ¿Cuál es el que más le gusta a la gente?

Tenemos ocho etiquetas, y cada vino tiene su propia hinchada. El más vendido es el Berrymix, que es una mezcla de arándanos, frambuesas y zarzamoras. A los extranjeros les encanta el vino de aguaymanto por su acidez y su color dorado; es un vino con mucha personalidad. Algunos son fanáticos de ese, mientras que otros prefieren el arándano, que es más neutro, o la zarzamora.

Berrymix, el vino más vendido de Morandina. (Foto: Morandina)

Una de las frutas que contiene el Berrymix es la frambuesa, que es bastante difícil de conseguir…

Es un lujo, la frambuesa es una fruta cara y escasa. Tener un vino de frambuesa es especial, y el precio que tenemos es un regalo. Siempre le digo a mi hermano que este vino debería costar 300 soles, pero lo vendemos a 50 soles. Podemos mantener ese precio porque nosotros mismos sembramos la fruta.

Frambuesa de Morandina. (Foto: Morandina)

¿Se podría decir que Morandina es un vino al alcance de todos?

Sí, es un vino al alcance de todos. Actualmente, nuestro público mayoritario es el sector A-B, que está más familiarizado con los berries, pero en el Callejón de Huaylas lo consume todo el mundo. Si vas a Caraz o Huaraz, casi lo encuentras en cualquier tiendita o kiosco. La gente se ha identificado con el producto, se ha vuelto una bebida regional.

Respecto a los estudios que han hecho, ¿Qué genero consumen más sus productos?

En Morandina, consumen más las mujeres. Es un vino, incluso como decía mi hermano, Morandina es una mujer. Es bastante agradable al gusto femenino. Creo que entre el 60-70% de nuestros consumidores son mujeres. Estamos apostando también por el público masculino, especialmente con el aguaymanto.

Con todo esto, se podría decir entonces que Morandina es la bebida de Caraz…

Sí, y queremos que sea la bebida del Perú. Al principio, muchos pensaban que era extranjera por sus detalles, pero estamos orgullosos de ella. Caraz es un orgullo, con sus nevados y lagunas. Cuando fui, me enamoré de sus paisajes y queremos ser el orgullo de la gente de la sierra y del campo.

Y en menos de 10 años en el mercado ya están en camino a conseguirlo…

Nos están apreciando. Lo que a nosotros nos llena de ganas de seguir y satisfacción, es escuchar buenos comentarios de quienes prueban Morandina.

¿A qué atribuye el éxito de Morandina?

Yo creo que es un conjunto. Desde la pasión que se le pone a la fruta. Los peruanos estamos orgullosos de los arándanos; el arándano es el principal cultivo de exportación del Perú en el mundo. Somos los números uno. Y, como te digo: vienen detrás las frambuesas, los aguaymantos, las moras. Creo que nos vamos a convertir en unos años en el país productor número uno de berries, no solo de arándanos.

¿Qué sienten al ver que las frutas que cultivan se han transformado en el éxito detrás de sus vinos?

Nosotros estamos orgullosos de lo que estamos haciendo. Quisiéramos que esto lo logremos exportar.

Federico Bobadilla, CEO de Morandina. (Foto: Liliana Beraún)

¿Cómo es el proceso de elaboración de los vinos de Morandina?

Hacer un vino tarda aproximadamente entre ocho meses y un año. Es un proceso largo y cuidadoso porque el vino es un «ser vivo». Si te descuidas, el vino se vinagra o se tuerce. Hay que cuidarlo bien, asegurándose de que tenga la oxigenación correcta y evitando la contaminación cruzada. Ese proceso de fermentación es delicado hasta que llega a la botella. A veces, incluso ya en la botella, puedes tener problemas. Las frutas también son muy delicadas; por ejemplo, la frambuesa es la más complicada para hacer vino y necesita un cuidado especial.

¿Les han pedido crear algún vino a partir de una fruta específica, además de las que ya utilizan?

Hay interés por un vino de granada. Hemos hecho algunas muestras. También hemos probado hacer vino de tuna, que tiene colores maravillosos y se produce bastante en Callejón de Huaylas. Con la experiencia que tenemos, creemos que se podría hacer vino de saúco o de fresa. La verdad es que se puede hacer de todo. El tema es que, al abrirse a muchas opciones, desde un punto de vista estratégico, se generan muchos frentes.

¿Tienen planes a futuro de elaborar algún otro tipo de bebida alcohólica?

Ya lo tenemos. Tenemos un destilado de berries que está por lanzarse. Compramos el destilador hace tres años, pero no lo hemos lanzado al mercado porque estamos en el desarrollo del producto. Es como si fuera un pisco; es un destilado, un aguardiente, hecho de forma aromática. Hemos estado probándolo en nuestro local con los turistas, y ya tenemos planes de lanzarlo con otra marca.

¿Cómo se va a llamar esta marca?

Se va a llamar Curaca, en honor a los curacas. Ahora estamos en el tema de la botella. La etiqueta ya la tenemos.

¿Considerarían vender Morandina en algún momento?

Hasta ahora no nos hemos detenido porque, para nosotros, es como un hijo. Podría perder su esencia si lo vendemos, y eso es algo que no queremos. Ha sido difícil; nos ha tocado vivir la recesión, y el año pasado fue muy duro para la empresa. Sin embargo, estamos resistiendo porque tenemos claro que este es un camino largo.

Regresando al pasado, cuando comenzaron a elaborar vinos con arándanos, ¿había otras marcas en el mercado?

Nadie, nosotros somos pioneros en eso. Morandina es pionera. Ahora están apareciendo otras marcas que intentan seguir nuestros pasos. He visto algunas mezclas de berries; por ejemplo, en la Cámara de Comercio vi una que tenía una mezcla de uvas con arándano.

¿Cómo surgió la idea de crear una bebida regional en Caraz?

Cuando llegamos a Caraz en 2006, empezamos sembrando choclos. Mi hermano es agrónomo y yo soy contador. Entonces, dijimos, “somos del campo, ¿qué tal si hacemos una empresa?”. En ese momento, cada uno tenía su trabajo: yo en el sector pesquero y él en una agroexportadora. Nos dimos cuenta de que no había una bebida regional, todas venían de la costa. La gente mezclaba alcohol de la farmacia con agua. Sentimos que hacía falta algo que los identificara. Por ello, cuando se dio la oportunidad de crear una bebida, pensamos en ello y la gente lo ha adoptado, la gente ya es Morandina.

Dado que ofrecen productos de alta calidad, ¿Cómo logran mantener precios accesibles?

Nosotros mismos tenemos la bodega y también para introducir el producto. Más que ganar dinero, estamos apostando a que se consuma el producto. El Perú se ha vuelto, en los últimos 15 o 20 años, el principal productor de arándanos del mundo. Hemos pasado a Chile, Argentina, y hasta Estados Unidos. Imagínate el potencial que tenemos, no solo de vender fruta fresca, sino de industrializar el producto y venderlo con valor agregado.

¿Cuál es el producto más caro que utilizan?

Lo que es caro por naturaleza es el mantenimiento de la planta y la cosecha, porque la frambuesa es muy perecible. La cosechas y tienes tres o cuatro días para que esté en góndola. Eso hace que la fruta sea cara. Muchos agricultores se han desanimado porque, si no tienes mercado, te quedas sin opciones. Por eso estamos buscando cómo vender el producto, ya sea fresco, congelado, vino, destilado, néctar o mermelada. Nuestra otra marca, Alyssol, vende productos frescos y no alcohólicos, como mermeladas y néctares.

Todos estos productos ¿Los venden también en Lima?

Sí, Alyssol está en tiendas orgánicas como Flora & Fauna y en todas las tiendas orgánicas de Lima y a nivel nacional. También tenemos nuestra tienda virtual. El mercado de frutas es un cliente grande para nosotros, porque en fruta fresca vendemos bastante. Por ejemplo, la mayor parte del néctar se va por el mercado de frutas, ya que lo llevan a Bolivia y al sur.

Y especialmente ahora que los arándanos se han convertido en una de las frutas más populares debido a sus beneficios…

Es bueno, la verdad. Para una inflamación, haces un licuado de arándano y se te va la inflamación. Igual los aguaymantos, que son un energizante natural. En vez de tomarte un Volt, comes aguaymanto y ya estás. Y los vinos son solo la fermentación de la fruta, no tienen ningún proceso de cocción.

¿Y cuántas personas ya van trabajando con ustedes?

Nosotros trabajamos con un promedio de 50 a 60 personas de manera permanente. Tenemos una zona y una planta separadas para las labores del campo, como la siembra, el deshierbo, el riego y la cosecha, así que necesitamos gente de la zona, familias de la zona.

Además, la fruta viaja a Lima todos los días, y allí hacemos una selección por colores, como en el caso de la frambuesa, la zarzamora y el arándano, según el tipo de cliente. Vendemos indirectamente a los supermercados a través de nuestros clientes que los abastecen.

Por otra parte, después de estos destilados que van a lanzar dentro de poco ¿Qué más se le viene a la marca?

Con los destilados se nos abre un abanico de posibilidades. Estamos pensando en hacer un gin de berries, que es nuestra base. También queremos crear cremas, como esas que son similares al Baileys, pero en vez de pisco, llevar un destilado de berries. Además, estamos considerando hacer macerados, utilizando la misma fruta y el destilado, agregando frutas para sacar un macerado. Sobre las latas personales, tengo un poco de miedo de darle tantas ideas a mi hermano, porque él puede decir «hagamos todo». Pero yo soy contador, y estoy pensando en el presupuesto.

Fotos: Liliana Beraún P.