Dentro de las paredes que se terminaron de levantar en 1934 y que guardan una gran cantidad de accesorios pertenecientes a la familia Amat y León, además de toda la cultura de la zona; se encuentra el ‘Castillo de Chancay’. En el que ahora casi cien años después, Rubén Rebatta, escultor de arena peruano, es quien pone en exhibición su arte para el deleite del público que llega hasta el nuevo ‘Parque Temático Multicultural’.

La relación que existe entre Rubén Rebatta y la arena es simplemente excitante. Él recuerda que hace ya más de 16 años entró al mundo de la escultura de la manera menos esperada. Desde los 11 años se convirtió en un pintor autodidacta y quiso estudiar en la ‘Escuela de Bellas Artes’, pero el dinero no le alcanzaba.
Sin embargo, eso no lo tumbó. Él ya trabajaba en materiales como la cerámica al frío y la arcilla, cuando en un campamento que llegó hasta el sur de la Lima, en la playa de Chilca, pudo observar cómo un joven podía moldear e ir manipulando la arena.
En ese momento decidió ingresar en las esculturas, pero más como un hobby. “Yo recuerdo que las primeras esculturas que hacía eran pequeñísimas, pues no eran ni 40 cm ni 50 cm y casi al ras de la arena”, dice Rubén al hacer memoria sobre esa etapa de su vida.
Sus diez primeros años fueron así, era solo un pasatiempo. Hasta que un verano en el que empezó a realizar esculturas en arena con más frecuencia, alguien lo vio y decidieron llamarlo de un periódico para una entrevista; de la que después vinieron más y llegó hasta la televisión, así se convirtió en el boom del verano y todo pasó muy rápido.
Su mentor: Calixto Molina
“Gracias a una de esas entrevistas, me hacen un corto de tres minutos para Televisa y él me logra ver ahí. El cuarto mejor del mundo, un mexicano, Calixto Molina, quien tiene 35 años de experiencia”, dice Rubén.
En ese momento, Calixto según cuenta Rubén Rebatta, se encontraba en busca de escultores latinoamericanos para ayudarlos, enseñarles los tips y las herramientas adecuadas. Fue ahí cuando él pasó de ser un aficionado a todo un profesional, por lo que recibe la invitación de Molina para ir hace seis años por primera vez a Uruguay.
En el país de los ‘charrúas’ se llevó a cabo un evento en el que participaron escultores de siete países, entre los que estaban: Argentina, Colombia, Chile, Paraguay, México, el país anfitrión Uruguay y Rubén Rebatta, quien representó al Perú.
En un inicio fue difícil, porque como él mismo lo dice: “Estaba acostumbrado a hacer esculturas pequeñas y dije: Pucha, cómo lo manejo. Y el maestro es el que me ayuda aprender a diseñar, a hacer la composición de lo que voy hacer. De tener un plan y a cómo manejar tanta cantidad de arena”.
Recuerda que su primer trabajo en el extranjero fue una ‘Máscara de la Diablada’, la cual no resistió y se cayó antes de poder terminarla. Sin embargo, eso no lo detuvo y con la ayuda de Molina empezó a crecer a partir de este evento que le cambió la vida.
Una vez que vuelve al Perú, decide practicar más y sigue recibiendo invitaciones para viajar a Colombia, México, El Salvador, Paraguay y regresó a Uruguay. Todo ello hizo que su técnica mejorara a tal punto de que como dicen algunos, lograra dar el paso hacía el otro lado del ‘charco’ y llegar hasta Taiwán y Australia, representando al Perú.
Representante de Perú a nivel internacional
Rubén Rebatta ha viajado aproximadamente 30 veces al exterior para representar al Perú. De estos viajes evoca cuando fue a Australia y trabajó en la escultura de un cocodrilo de unos cinco metros de altura, pero en otro tipo de arena.
“Una arena de río, pero era incluso más compacta que la de acá. Podía dejarte hacer esculturas más verticales, efectos de dificultad, como son las perforaciones, puntas, todo ese tipo de cosas”, señala Rubén.
En Taiwán llegó a trabajar con 16 escultores internacionales, con quienes hizo un castillo de arena de 11 metros de altura. Fue una cosa “monstruosa” como él lo dice, de la cual pudo obtener una muy buena experiencia.
Por ello, indica que cada viaje que ha tenido lo ha ayudado “a seguir adquiriendo más técnica, textura, estilo, herramientas. Ha sido prácticamente como la universidad”, dice Rebatta.
No obstante, como todos, el escultor peruano resultó seriamente afectado por la llegada de la pandemia. Tuvo que cerrar los talleres que hacía en verano y del cual recién ahora ha podido hacer uno. A ello se le sumó que canceló su viaje a ochos países nuevos.
“Recién se están volviendo a reactivar las exhibiciones y concursos de competencias de esculturas en arena a nivel mundial. Entonces la mayoría de eventos ya está empezando a invitar a los escultores para diciembre. Para enero ya tengo invitaciones, para abril del próximo año y agosto también”, dice el escultor peruano.
Dentro de sus viajes también pudo aprender otro idioma, como el inglés, así como conocer más acerca de otras culturas y los comportamientos de la sociedad. Poniendo un ejemplo, que aunque pueda sonar cruel, es cierto.
“A mí me sorprende bastante por qué en otros países la cultura es tan diferente. Por ejemplo en Taiwán, el evento era en la playa. Eran 160 esculturas, más el castillo de 11 metros y no tenían ninguna separación. Es decir, las esculturas estaban a cierta distancia y la gente hasta un metro antes no más se podían acercar, y nadie se metía, ni siquiera intentaban tocarlas. Hay un respeto por la cultura, por el arte”, afirma.
En son de broma, Rubén dice “De repente había algún letrero en chino que decía si las tocan te cortamos las manos, pero no lo entendí…quizás alguna advertencia en otro idioma que no entendí, pero la gente respetaba las esculturas de una manera impresionante”.
‘Castillo de Chancay’
Rubén Rebatta se muestra muy entusiasta al mostrarnos sus trabajos antes de que se termine de ocultar el sol. En dicho lugar ha podido crear lo que es considerado como el castillo más grande hecho en el Perú y lo terminó haciendo por pura inspiración, este tiene unos 8 metros de largo y 3 de altura.
Esa escultura, que ahora es uno de los centros de atracción en Chancay, le tomó tres meses realizarla. Rubén aprovechó todo ese tiempo para que el público pudiera conocer el proceso, la elaboración, las herramientas y la técnica que utilizó.
Para poder hacer sus esculturas usa cosas sencillas. “Palitos de madera, espátulas pequeñas de diferentes tamaños, cucharitas, una pluma que me ayuda a limpiar la escultura, a pulirla y siempre después de terminar una parte utilizo un pulverizador para agregarle una capa de goma con agua que va al final como una especie de sellador. Esto lo que le crea una especie de costra a la escultura”, dice Rubén.
Esto último es lo que hace que las esculturas se vuelvan resistentes a todo y se puedan conservar en el tiempo y no sufrir ante una lluvia, por ejemplo. A ello se le suma el hecho de tener que agregar más arena nueva, para que de este modo la otra esté más blanca. Algo que hizo en la cascada, ya que la goma hace que se torne más oscura.
Modo de trabajo
Su última figura en este recinto histórico es la escultura del inca Pachacútec. En la que al igual que en todos sus trabajos, utilizó arena fina. Sin embargo, aquí sí tuvo que hacer antes un bosquejo porque aún le falta dominar por completo el tema de los rostros humanos.
Siempre trabaja en perspectiva, por ello, sus figuras de frente parecieran que estuviera en un volumen completo, pero si las ves desde un costado, como en el caso de la escultura del inca, terminará siendo más como una pirámide.
Rubén también siente satisfacción cuando las personas ven sus trabajos. “Les gusta bastante porque el tema de la escultura en arena en estos momentos no es tan común. Entonces cuando la ven se impresionan, les llama mucho la atención, preguntan también bastante por saber ¿Cómo es que se mantiene? y todo eso”, cuenta.
Sus esculturas pueden durar mucho tiempo. Aunque ahora él, junto con la gente con la que trabaja, han decido cambiarlas cada año para que las personas puedan tener una exhibición diferente cuando lo visiten, como lo fue cuando decidieron hacer una en honor al Bicentenario del Perú.
Ventajas de trabajar en el ‘Castillo de Chancay’
Rubén señala que una de las ventajas de poder realizar esculturas en el castillo es que no tiene tiempo límite, por lo cual se vuelven más elaboradas, a comparación de las que podría hacer en la playa.
“En la playa tendría que trabajar un día nada más o dos a lo mucho. Porque habría que cuidar que la gente no lo toque, no se meta”, comenta.
El pesebre de arena más grande
Una de sus metas este año es poder realizar el pesebre de arena más grande hecho en el Perú, al que planea aplicarle unos cuatro metros de altura. Eso quiere decir que tendrá uno más que el Castillo y de largo por lo menos unos diez metros.
Calcula que al promediar podría utilizar unos cinco o seis camiones de arena. Asimismo, la goma también será regular, ya que, por ejemplo, en el castillo ha usado unos ocho baldes de cola metílica, aproximadamente. Normalmente dice que son dos baldes por cada cinco metro cúbicos.
“Lo bueno es que tú mientras más cantidad de goma con agua le agregas, más va a durar la escultura, pero solamente al finalizar. Y tiene que ser así porque si tú agregas la goma antes, no te va a dejar trabajar. Como que se endurece mucho la arena y se seca rápido. Entonces no te deja tallar, ni moldear”, señala.
Además explicó cómo se prepara la mezcla para poder realizar un buen trabajo. “Primero se compacta la arena, yo la compacto con agua. Se hace como una especie de mezcla, parecida a la que haces para construcción, pero un poquito más seca, no tan aguada, se va apilando la arena y se va compactando”, dice Rubén.
El compactado para Rubén vendría a ser la parte principal de todas, porque si no se hace bien puede que la escultura colapse, ya que se crearían grietas o huecos que pueden desencadenar en ello.
El primer museo de esculturas de arena de Perú
Una de sus metas con la gente del ‘Castillo de Chancay’ es poder hacer a futuro un mini museo de arena. Este quizás no sea tan grande como el de Tottori en Japón, pero que sí aspira que tenga por lo menos unas quince o veinte piezas bien elaboradas.
Este proyecto es en el que piensa realizar a ‘Machu Picchu’ como atracción principal. Y por eso es que aún no ha hecho la escultura de la ciudadela inca más importante, sin embargo, sí ha realizado de la Cultura Mochica y Chavín.
Aquí señala que siempre en el extranjero hace esculturas que tengan ver con la temática cultural peruana. “Eso le gusta bastante al extranjero y muy aparte siempre es como una competencia que tengo con mi maestro, porque él hace todo lo de la cultura mexicana, entonces estamos viendo quién va a hacerlo mejor, su inca o si va hacer él su maya, su azteca, quién lo va a hacer más chévere”, comenta Rubén.
Exhibiciones en todo el litoral costero
Se podría decir que ha conquistado todo el litoral peruano con las exhibiciones de sus esculturas a excepción de Tacna. Y ahora se encuentra dando un paso más allá. Ha recibido propuestas para poder realizar trabajos en Pucallpa, Jauja y Ayacucho.
“A mí en lo personal me gusta más cuando hago esculturas así alejadas de la playa, porque ahí la gente ve más el profesionalismo y tú le estás llevando prácticamente la playa, a su localidad. Por lo que valoran mucho más que la gente que tiene la tiene cerca. A veces como nosotros tenemos la playa, ya nos impresiona un poco, pero la gente que no la tiene es impresionante para ellos”, señala.
Siempre trata a través de sus esculturas de culturizar. Asimismo resalta que en cada exhibición que hace, busca despertar la curiosidad de un niño. Inclusive algunos le han preguntado si lo pueden ayudar a lo que él ha respondido que sí. Y les va enseñando un poco de técnica, para que después sigan practicando.

Personas incrédulas
Vivimos en un país en donde la desconfianza prácticamente ha carcomido todo los sistemas y como se dice “no se debe de confiar ni de su sombra”. Sin embargo, justos terminan pagando por pecadores, y ese es el caso de Rubén.
Él ha tenido que soportar cómo personas en su cara han tocado sus trabajos o tirado piedritas para comprobar si es de arena e incluso le han dicho de frente “eso no es arena, es cemento o tiene una estructura adentro”.
Por lo que a él le interesa que las personas puedan ver la elaboración de la escultura desde un principio y no digan que es una maqueta; y cuando lo ven muchos se pueden quedar parados una o dos horas observando cómo trabaja.
Y es aquí cuando nos habla de una experiencia que tuvo. “Hice una escultura en Pachacamac, en la Plaza de Armas por Semana Santa de un Cristo Crucificado en estilo de placa pero totalmente vertical. Y una señora vino “nos vienen a engañar acá, la traen para engañarnos…” y delante de todos tuve que decirle que pase y toque la escultura, le hice agarrar la arena y ya no volvió a criticar más”, finaliza.
Esculturas fuera de la playa
Los escultores de arena en Perú dicen que fue él quien abrió el mercado acá. “Lo que pasa es que aquí hay como más de 30 escultores en arena pero solamente son aficionados, hacen esculturas, en la playa y las realizan en verano nada más”, señala.
En esto último radica la diferencia entre él y los demás, ya que Rubén puede hacer esculturas todo el año y hasta en matrimonios, quince años, centros comerciales, museos, exhibición en Plazas de Armas, parques o trabajos privados que requieran las personas como una pedida de mano.
“El tema de escultura en arena es bien amplio como para sacarle provecho. Yo por ejemplo, lo que propongo para los quince años y matrimonios es aplicar algunos detalles con flores, luces y volverla así muy llamativas” comenta.
Una experiencia que le quedará para toda la vida, es cuando en uno de esos eventos le tocó subir por un elevador 160 sacos de arena a un segundo piso en donde iba a realizar la escultura de una sirena con unos psiquis hawaianos y las tetras de la fiesta.
“Dos días después de que fue el evento, tenía que volver a empaquetar la arena, los 160 sacos y volverla a bajar. Yo dije ni más hago una escultura en un segundo piso, pero estuvo buena la experiencia”, concluye.

Escultores peruanos
Al nivel en el que se encuentra, es muy difícil encontrarle competencia acá en Perú. Sin embargo, señala que conoce a dos escultores de Cerro Azul, quienes son muy buenos. “Ellos recién están empezando, haciendo talleres, esculturas de exhibición y ahorita están haciendo una exposición en la playa de Cerro Azul, donde tienen cuatro esculturas que están ahí desde las fiestas patrias más o menos”, explica.
Esos chicos que ahora están en la playa y se encuentran trabajando con el municipio de la zona, para que puedan exhibir sus trabajos, formaron parte de su equipo. “He trabajado con ellos el año pasado, como tenía mucha demanda en verano, con los talleres, las esculturas de exhibición para las marcas, para publicidad, estuvieron trabajando conmigo ayudándome simultáneamente incluso”, señala.
La inspiración de Rubén Rebatta
Rubén ha podido conocer en Acapulco, México, a quienes considera los dos mejores del mundo. El ruso Dmitry Klimenko, y el segundo para él, Wiaczeslaw Borecki quien es de Polonia.
“Ellos para mí vienen a ser los másters. Por ejemplo en Japón, Portugal, Rusia, ya hay escuelas de arte efímero que es escultura en hielo, en nieve y en arena. Entonces ellos ya salen recontra rankeados y los rusos son los que se podría decir toman la batuta en escultura en arena porque son súper buenos en lo que es anatomía, arquitectura, composición…”, explica con admiración.
“Nosotros tenemos un grupo cerrado y secreto de los 160 mejores escultores a nivel mundial. A mí me metieron en el ranking de los 400 mejores, hace 4 años y se podría decir que poquito a poquito he ido subiendo. Ahorita estoy dentro de los 150 mejores del mundo. A nivel latinoamericano estoy dentro de los cuatro mejores y en el Perú estoy como el número uno”, dice Rubén.
Él además es uno de los que trata de incentivar a que las personas puedan seguir trabajando y creciendo. “Trato de incentivarles que practiquen siempre, incluso ellos piensan que viven lejos de la playa, pero si tienes un patio o un espacio, te compras un poco de arena y puedes practicar ahí todos los días, si quieres”, señala.
Y es aquí donde menciona a un chico de Arequipa, con el que ha tenido la oportunidad de trabajar. “Él se compró un poco de arena y practica en su casa. Y lo bueno es que tiene bastante nivel. Entonces no depende tanto del “No se puede” porque siempre hay una manera de poder seguir practicando. Yo por ejemplo, siempre busco un trabajito, no importa si de repente me regatean un poco, ese trabajo que hago igual es una práctica más”, manifiesta.
Ministerio de Cultura
Rubén Rebatta nos explicó que casi siempre ha realizado trabajos de manera independiente y en una de las oportunidades que trabajo con el Ministerio de Cultura no le fue nada bien. “Hace como 4 o 5 años más o menos ha sido…”, dice el escultor.
Él, junto con los chicos de Cerro Azul, hicieron un evento. El cual se podría decir ha tenido tres ediciones nada más y en el último, ya habían gestionado los permisos e iban a tener el “apoyo” del Ministerio de Cultura, sin embargo, eso no fue así.
“Tuvimos que conseguirnos dos o tres carpas de la municipalidad y estaban todas disparejas y el día del evento que guerreamos para sacar creo que siete esculturas, con varios invitados…y al final el último día viene el Ministerio a poner vallas, toldos, la música, es más, en la misma tarde se estaban llevando todo”, comenta.
Esa experiencia quizá sea una de las más duras que le ha tocado vivir, no obstante señala que lo importante es que este año los chicos de Cerro Azul terminaron por ganar un premio en el Ministerio de Cultura, quienes les van a dar un presupuesto y con eso harán un mejor evento. En el que incluso está barajando la opción de traer gente de afuera.
“Estoy pensando traer de repente a una amiga de Brasil, que es una escultura que tiene 54 años, pero es capa. Me gustaría traer a mi maestro también, a Calixto Molina, el mexicano, invitar a uno de Uruguay, a un peruano amigo mío que reside en Bolivia pero que también es muy bueno y está empezando hacer esculturas en arena» explica con emoción sobre sus proyectos.
La mejor arena del mundo
Aunque parezca complicado, lo cierto es que existen diferentes tipos de arena fina en el Perú, tal como lo señala Rubén. Quien dice que la de la playa ‘Yuyos’ en la ‘Costa Verde’, por la filtración de agua se ha ido desalinizando, y ha perdido su componente principal, que es la sal. Por lo que ahora no pega mucho. Algo parecido ocurrió con la de la playa ‘Los Pescadores’.
“Para mí la mejor arena y eso se lo digo a todos mis compañeros del exterior, a mis colegas, no porque sea peruano, pero la mejor arena está acá en Perú y está en San Juan de Marcona, en Ica”, dice el escultor peruano.
“La composición de esa arena es bien finita y es lo más parecido a la arcilla, como un barro se podría decir, tiene bastante polvo. Entonces te deja trabajar cosas más arriesgadas, más perforaciones, más efectos verticales de dificultad y te deja una limpieza”, comenta.
“Cuando les he enseñado lo que se puede hacer con esa arena a escultores de afuera, porque he hecho cosas muy difíciles ahí, ellos me dicen: ‘¿A esa arena le hechas algo?’ Y yo les digo: No, a esta arena ni siquiera le añades goma. Te puede quedar con la misma capa de agua que le vas agregando, se va creando como una costra”, indica.
Asimismo menciona que le ha propuesto al alcalde de Marcona, la posibilidad de que el otro año se pueda abrir un evento con algunos escultores peruanos y otros de afuera para realizar una exhibición grande.
Recomendaciones
Llegando casi a la última parte de la entrevista, Rubén Rebatta brinda algunos consejos para aquellas personas que deseen poder entrar dentro del mundo de las esculturas en arena, aunque sea como un hobby.
“Pueden ir a la playa a practicar, tenemos arena de sobra acá en la Costa, Sierra y Selva. Porque en la Selva también hay arena de río y en la Sierra también. Es muy buena arena, mucho mejor que la de playa. Entonces pueden ellos practicar, no es necesario que tengas un camión de arena, con un balde de arena si quieres y vas descubriendo poco a poco”, comenta.
“En mis redes sociales pueden encontrar videos tutoriales sobre cómo hacer esculturas. En realidad es una actividad que es muy económica y no es muy difícil de aprender. Muy bonita, se podría decir como para hobby que es espectacular, porque incluso uno puede aprender mucho de lo que es hacer figuras en arena”, finaliza.
Viajes internacionales
Por último, Rubén nos menciona los viajes que tiene planeado realizar. Entre este año y el otro, ya tiene en agenda a países como la India, Estados Unidos y Canadá. Además de los que siempre suele asistir, como Colombia, México y Uruguay. En todos ellos representará al Perú.