Las deficiencias nutricionales en la alimentación de tu gato puede llegar a ocasionar distintas afecciones en la piel del felino o podría incrementar la susceptibilidad de los parásitos como ácaros, pulgas y piojos.
La piel y pelaje de un gato son uno de los signos más visibles de su salud y vitalidad. Ambas son de suma importancia para los mecanismos de protección del cuerpo frente a las agresiones ambientales de todo tipo tales como agentes infecciosos, cambios de temperatura, entre otros.
Una buena nutrición y alimentación es fundamental para la salud normal de la piel de tu mascota. Por esa razón, se requiere de nutrientes como proteínas, ácidos grasos, zinc, cobre, vitaminas A y B.
A continuación, en esta nota gracias a Purina te presentamos algunas deficiencias que puede presentar tu engreído y cómo puedes detectarlas.
1. Deficiencia de proteínas
Esta deficiencia puede generar en tu gato piel roja y escamosa, pérdida del color del pelo y que este se rompa. Se pueden observar lesiones cutáneas con manchas irregulares y capas de cabello secas y quebradizas.
2. Deficiencia de ácidos grasos
La deficiencia de ácidos grasos se puede ver cuando estos presentan piel escamosa, capas gruesas sin brillo o la pérdida de cabello y comezón en la piel. Esto se puede ver en felinos que tienen una alimentación con dietas bajas en grasas durante períodos prolongados, gatos con síndromes de mala absorción de grasas o con requerimientos inusualmente altos de estos nutrientes.
3. Deficiencia de riboflavina
La falta de la riboflavina puede causar una piel seca y escamosa con enrojecimiento y pérdida de cabello.
4. Deficiencia de biotina
Origina que el pelaje de tu felino se adelgace o pierda pigmento y que la piel se llegue a volver seca, escamosa o grasosa.
5. Deficiencia de ácido pantoténico
Esta deficiencia puede llegar a conducir la pérdida de pigmento capilar y a la caída del cabello.
Las deficiencias de vitaminas tipo B son extrañas entre los felinos que suelen consumir alimentos comerciales de buena calidad para mascotas. No obstante, pueden presentarse si se les da sobras de la mesa, golosinas y otros alimentos que no están elaborados especialmente para gatos.