‘Pepuño’: La marca juvenil creada por dos hermanas huancaínas que conquista Gamarra

Pepuño será ser una marca donde el cliente encuentre de todo para un outfit. (Foto: Pepuño).

Mechy  Chuquillanqui Rojas (28) nació en Huancayo, en medio de una familia pujante. Las memorias más vívidas de su niñez son la de sus padres madrugando cada día. A su a padre lo recuerda diseñando chompas sobre hojas de papel y tejiendo. De su madre recuerda el entusiasmo, el empuje para cumplir con la producción del día, y claro, también cerrando ventas.  

Para esta joven soñadora no ha existido mejor ejemplo en la vida, que la que de sus padres sacando adelante a dos niñas con esfuerzo, con amor, con sabios consejos de vida. Y han sido justamente todas estas escenas en su memoria las que alimentaron en ella y en su hermana Rocío Chuquillanqui (30), ese deseo por continuar el sueño de sus padres, pero también por crear los suyos.  

Por eso, cuando terminó la secundaria decidió dejar su tierra natal y estudiar ingeniería textil en la capital. Al terminar su carrera, su plan inicial era formalizar el negocio familiar y posicionar la marca a nivel nacional. Lastimosamente un trámite burocrático les impidió cumplir esta meta, pero lejos de dejarse derrotar, volcó todas sus ilusiones en otro proyecto completamente nuevo: Pepuño. 

Han pasado siete años desde que Pepuño, abrió sus puertas en el emporio comercial de Gamarra, y hoy esta marca juvenil ha conquistado más de una pasarela de moda. 

Foto: Pepuño

¿Qué significa Pepuño? 

Es la conjugación de Pepe y huatapuño, que significa dormilón. Pepe viene por José, mi padre. Mi mamá solía decirnos que éramos unos huatapuños porque mientras ella se despertaba a las 3 de la mañana para trabajar, nosotros lo hacíamos a las 4.

¿Qué más recuerdas de tu infancia? 

A mi papá elaborando dibujos hermosos de chompas y luego materializando esos diseños. De mamá ayudando a papá en la producción, en la venta, en todo. Siempre trabajando juntos, apoyándose mutuamente. A nosotras (Rocío y Mechy), de niñas, mirando y ayudando en lo que podíamos según nuestra edad. Pero mi recuerdo más vivido, es la mi padre poniéndole pasión en todo lo que hacía.

Foto: Pepuño

¿Tus padres siempre se dedicaron al tejido? 

En realidad, mi padre estudió arquitectura, pero la necesidad de sacar adelante a su familia lo obligó a emprender. Él se decidió por el negocio de las chompas porque tenía familiares que también se dedicaban a lo mismo. 

¿Y diseñaban chompas para todo tipo de público? 

No, ellos fabrican chompas para caballeros y sus productos se venden todavía en ciudades como Cusco, Puno y Arequipa. 

¿Cómo te involucras en el negocio familiar? 

A muy corta edad mi papá solía preguntarme si los colores que usaba para tejer las chompas me gustaban o si el diseño me agradaba. Poco a poco él fue involucrándonos en cada proceso. En mi caso, cuando cumplí 11 años me enseñó a usar la máquina mecánica para elaborar las chompas.  

¿Crees que tu talento ha sido heredado? 

Sí, mi papá no estudió moda, pero se ha dedicado toda su vida a este rubro y lo hace espectacularmente. ¡Incluso sus bocetos son perfectos! Mi mamá tampoco es modista y es una maestra tejiendo. ¡En cuanto a mí solo puedo decir que esto es mi mayor pasión! Y eso es porque cada cosa que mis padres me enseñaron de niña, encendió un amor grande por el diseño de moda. 

Foto: Pepuño

¿Y en qué momento dejas Huancayo? 

Mi padre quería que estudiáramos, así que la primera en salir de casa fue mi hermana Rocío. Ella viene a Lima con 16 años para estudiar administración. Dos años después, cuando cumplo 16, hago lo mismo, pero para estudiar ingeniería textil. 

¿Cómo fue ese proceso? 

¡Durísimo! ¡Los dos primeros años los extrañábamos todo el tiempo! Sin embargo, el impulso por seguir una carrera profesional nos ayudó mucho. Por otro lado, queríamos que ellos sintieran, aunque sea a distancia, que íbamos logrando lo que queríamos gracias a ellos. De modo que cualquier carencia que pudiéramos haber pasado juntas lo callábamos para no generar preocupación en ellos. 

Foto: Pepuño

Y cuando llegaron a Lima … ¿en qué trabajaron?   

Gracias a Dios, cinco años antes de mudarnos a Lima mis padres decidieron abrir un stand en Gamarra como punto de venta y distribución de sus chompas. Debido a que mi hermana vino a Lima antes que yo, ella estudiaba y gestionaba el puesto en el emporio. ¡Todo lo hacía sola! A mi llegada ella se negó a que la ayudase en algo, así que me dediqué a estudiar hasta culminar la carrera. 

Una persona que deja su tierra natal, suele cargar su maleta de ilusiones y metas. ¿Se cumplieron los tuyos? 

¡Habíamos soñado muchas cosas como familia! Por ejemplo, queríamos posicionar la marca que mis padres habían creado. Y de forma personal, soñaba con estudiar diseño de modas y exponer mis creaciones en pasarelas.  

¿Y lo conseguiste?  

Cuando decidimos trabajar en la marca de mis padres, quisimos registrar el nombre en Indecopi, pero no se pudo porque había marcas registradas con nombres parecidos al nuestro. Queríamos realmente ayudarlos a crecer empresarialmente, pero no se pudo. Lo más triste fue ver cómo los revendedores mayoristas terminaron por traer abajo la reputación de una marca que a mi padre le había costado construir casi toda su vida. 

¿De esa crisis nace Pepuño? 

Sí, fue en ese momento que dijimos: ¡Necesitamos crear una nueva marca, pero esta vez la tendremos que registrar antes de lanzar algo! ¡Y así lo hicimos!  Nos tomó unos meses pensar en el nombre porque no encontrábamos uno que nos convenciera, de pronto se me ocurrió que podía ser Pepuño.  ¿Y por qué no? analizándolo bien, era único, fácil de recordar, encajaba con un público masculino y tenía un valor sentimental para nosotras. 

¿Qué hicieron luego? 

Después de todo el papeleo legal, Rocío empezó a ver tiendas y galerías para abrir una tienda propia para vender nuestra marca. ¡Y esto último lo hicimos a escondidas de nuestros padres! Esto porque en su historia como empresarios ellos intentaron abrir tiendas en Huancayo y no resultó. Eso les generó miedo porque implicaba pérdida de dinero, de modo que sabíamos que la idea de que sus hijas abrieran un local en Lima no les agradaría. ¡Así que lo hicimos todo en silencio! 

¿Resultó como lo esperaban? 

La tienda, sí. Rocío encontró un local en un primer piso de 7m cuadrados, por 700 soles. La tomamos y la decoramos a nuestro gusto.

¿Y cómo les fue? 

Al inicio sólo comprábamos y revendíamos prendas. Todo era para cubrir gastos. Poco a poco todo fue mejorando hasta que llegábamos a vender 5 mil o 10 mil soles sólo vendiendo las chompas de mis padres.  

¿Y los diseños de Pepuño? 

Vinieron después, cuando teníamos ya un capital regular, diseñamos nuestra primera prenda. Fue una chompa con dibujos étnicos, muy de moda por aquel entonces. Recuerdo que tenía una onda medio hipster.  

¿Qué vino después para la marca? 

Polos, poleras, casacas. La moda empezaba a tener mayor relevancia en Gamarra. Creo que fueron dos o tres años donde todo lo que producimos se vendía solo y era por el mismo auge que empezaba a tener la moda dentro del emporio y creo que en todo el país.  

¿Y cómo les afectó el COVID-19? 

¡Tremendamente! Aunque inicialmente creíamos que la cuarentena sería un par de semanas o un mes. Lo tomamos como vacaciones porque desde que nació Pepuño no habíamos parado ni un día.  

¿Y cuando pasó el tiempo? 

Nos tocó tomar decisiones. Cerramos una tienda que habíamos logrado abrir con esfuerzo en Miraflores. Paralelamente, nuestras tres tiendas en Gamarra suspendieron sus ventas por las disposiciones del Estado.  

¿Se recuperaron rápido? 

Cuando todo se fue normalizando, gracias al stock de mercadería y de insumos, pudimos abrir nuestras tres tiendas en Gamarra, hacer caja, pagar a proveedores, comprar nuevos insumos y empezar nuevos diseños. 

Foto: Pepuño

¿Qué tan lejos ha llegado Pepuño? 

Creo que apenas empieza, pero ya hemos dado pasos importantes como marca. Por ejemplo, desde el 2015 hemos tenido presencia en pasarelas año a año. He llevado a Pepuño a la Feria Expotextil y hemos tenido cierta exposición. Pero el evento más importante donde hemos estado presentes sucedió en el 2017, en Washington, donde vestimos a 15 modelos internacionales gracias a un concurso de Gamarra Produce. 

Foto: Pepuño

¿Qué le espera a la marca? 

Seguir participando de más pasarelas si es posible, crecer a nivel de ventas online, y convertir a Pepuño en una marca completa. Es decir, una tienda donde el cliente pueda encontrar tanto ropa como accesorios para varones. Ya tenemos prendas de vestir, zapatos y accesorios, queremos incluir ahora una línea Kids.

Tienda Virtual : https://www.pepuno.com/es/