Relaciones desgastadas: La importancia de pensar en nosotras

Las relaciones pasan por distintas etapas, pero es importante identificar el valor que tienen en nuestras vidas y priorizar siempre nuestro bienestar.

Relaciones desgastadas. | Foto: Freepik

A propósito de un programa de televisión, donde dos mujeres conversaban de la importancia de no perder de vista los detalles, es que nos animamos a reflexionar al respecto. Cuando hablamos de detalles, de que realmente estamos hablando, ¿Acaso de unas flores amarillas – o de cualquier color?, ¿de un desayuno en la cama?, ¿una salida al cine?, ¿Por qué son importante los detalles en una relación? Y lo más importante es entenderlos.


Cuando una relación ya pasa por un largo periodo, pasa por varias crisis, entre ellas las del sentir que ya no somos lo suficiente atractivxs, deseables, inspiradores, etc. Solemos dar por sentado que el amor es tan fuerte o al menos eso creemos que nada lo destruirá, y de pronto, un día – zas- ya no va más esa relación, al menos no de la forma como se ha estado llevando.
Es probable como decía una de las protagonistas – Nos seguimos amando y nos gustamos mucho, pero ya no quiero más esto. Y esto sería el seguir postergándose, seguir sintiendo que no encuentra mayor motivación, sentirse sola, y ojo creo que eso es lo más difícil de manejar, esa sensación de saberte sola.
¿Entonces qué serían esos detalles?, el no dejar que la persona que amamos, que nos importa se sienta sola, ese es el detalle más importante, y ¿cómo hacemos eso? Observándola, conociéndola, descubriéndola, apoyándola.


Pero también dependerá mucho de nosotras, de saber darnos nuestro propio espacio, y eso lo haremos cuando aprendamos a liberarnos de culpas, de “debes”, cuando entendemos que luchar por una misma y por nuestros objetivos no es egoísta, y sobre todo cuando entendemos que es importante respetar nuestro plan de vida.


Es importante darnos espacio y tiempo, no le temamos a eso, el tomar distancia – de cualquier tipo de relación – Nos permitirá conocer mejor nuestro propio poder interior, y también darnos cuenta del rumbo que nuestra vida está tomando. No olvidemos además que cuando nuestra ausencia tiene tanto fuerza como nuestra presencia, eso es poder.


Hace mucho leí en el libro Usted S.A de Inés Temple que… “Uno logra lo que decidió tener desde el principio, lo que se atrevió a soñar para sí misma”. Nuestros sueños, o nuestras metas no pueden hacernos sentir culpables – Aquí es importante señalar cómo aparece la culpa – La culpa aparece cuando se produce un choque entre el modelo ideal de conducta interiorizado y lo que se hace en realidad. Cuando alguien está atrapado en la culpa, no se gusta, se descalifica, se tortura y se siente incapaz de tomar las riendas de su vida. Si nosotras sabemos que lo que damos es lo mejor en función de nuestros objetivos, procuremos no experimentar “culpas”.


Si nosotras ganamos ellos también saldrán ganando y eso facilitaría y fortalecería ese gran equipo que tratamos de ser. Nadie puede dar lo que no tiene, esa es una máxima que debemos predicar y recordar.
Nos quejamos de barreras que finalmente nosotras mismas hemos ayudado a construir, si no cuestionamos roles que se nos han ido asignando socialmente y los aceptamos sin chistar, eso tarde o temprano nos llevará a sentir frustración y ya sabemos que la frustración genera agresión, podríamos terminar siendo agresivas con nosotras mismas o con las personas más importantes en nuestras vidas.

Nuestra felicidad es una tarea interior y tiene que ver con lograr que nuestras tendencias amorosas y constructivas prevalezcan por sobre nuestras tendencias más agresivas. Las culpas esclavizan y hacen vivir con la sensación de deuda y por eso se aceptan los castigos. Con la culpa insana perdemos nuestra libertad. Cuando nos sentimos amados, podemos amar sin ningún temor.
Las mujeres que se rigen por principios, en lugar de por normas, no se detienen ante nada. Seneca decía que… “Si uno ignora hacia qué puerto navega, ningún viento le será favorable”, por lo tanto, no perdamos de vista nuestros sueños u objetivos. A seguir adelante, aunque muchas veces nos de miedo.