En el contexto del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, el Seguro Social de Salud (EsSalud) ha revelado una alarmante estadística: el 70% de los pacientes atendidos en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati por intentos de suicidio son adolescentes y jóvenes adultos. Esta cifra destaca la urgencia de abordar la salud mental en estos grupos etarios.
¿Cuáles son los trastornos mentales que pueden predisponer a las personas a conductas suicidas?
La doctora Andrea Castro, psiquiatra y psicoterapeuta del hospital Rebagliati, explicó que entre estos trastornos se encuentran: la depresión, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar, el trastorno por estrés postraumático y los trastornos por consumo de sustancias.
Castro detalló que las personas con riesgo suicida suelen mostrar síntomas como tristeza, desánimo, irritabilidad, aislamiento y cambios en el estado de ánimo. La personalidad impulsiva también puede aumentar el riesgo de conductas suicidas. Los cuadros depresivos son una de las principales causas de suicidio, y su gravedad puede intensificarse con factores como el consumo de alcohol o drogas.
La doctora subrayó que frases como «La vida no tiene sentido», «Soy una carga» y «No sé para qué estoy aquí» son señales de alerta importantes. Estas expresiones indican la necesidad de buscar apoyo profesional inmediato para el paciente.
¿Cuáles son las señales de advertencia?
Es crucial identificar las posibles razones que podrían estar motivando a una persona a considerar el suicidio. Según la doctora Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, es esencial prestar atención a los detalles, ya que muchos suicidios están relacionados con trastornos. Hay varios factores que pueden desencadenar esta conducta, como la soledad, el acoso escolar (bullying), problemas familiares, la pérdida de un ser querido, entre otros.
Algunas señales de alerta incluyen:
- Cambios en el comportamiento: Aislamiento social, abandono de actividades que antes disfrutaban, y cambios en la rutina diaria.
- Estado de ánimo deprimido: Sentimientos persistentes de tristeza, vacío o desesperanza.
- Comentarios sobre el suicidio: Expresiones relacionadas con el deseo de morir, como «Quisiera no haber nacido» o «Todo sería mejor si no estuviera aquí».
- Alejamiento social: Distanciamiento de amigos y familiares, evitando el contacto y pasando mucho tiempo solo.
- Conductas autodestructivas: Participar en actividades peligrosas o autolesionarse.
- Cambios repentinos de ánimo: Pasar de un estado depresivo a una calma repentina, lo que puede ser una señal de que la persona ha decidido acabar con su vida.
La importancia de una intervención adecuada
La especialista también resaltó la importancia de mantener una comunicación abierta dentro del entorno familiar. Esto puede ser clave para identificar posibles señales de alerta. La comunicación es fundamental, sobre todo en los jóvenes que atraviesan cambios hormonales y pueden ser más vulnerables a desarrollar trastornos.
Finalmente, se recomienda buscar la intervención de un profesional de salud mental para brindar el apoyo adecuado a personas en riesgo. Es esencial estar atentos al entorno, ya que este influye directamente en los comportamientos y la estabilidad emocional de quienes nos rodean.