Víctor Soles: “Los médicos que hemos sobrevivido somos afortunados al poder contar esta historia”

En una vida llena de retos, el doctor Víctor Soles decidió ponerse su bata blanca y llegar hasta la Villa Panamericana en Lima desde Chimbote para ponerse como un soldado en el primer pelotón de la batalla para enfrentar una guerra que en ese entonces parecía perdida, y lo peor, contra un enemigo invisible, la Covid-19.

Él es urólogo desde hace 12 años, pero antes de esto, fue médico general por tres años. Ha trabajado en casi todas las ciudad del norte y ahora cuenta con un pequeño centro médico especializado en urología y una farmacia enfocada en lo mismo en Chimbote.

Por ello, hoy en Magacín 247 te contaremos cómo fue que el doctor Víctor Soles llegó desde Chimbote a Lima para aportar en la lucha contra la Covid-19. Además de cómo paso de ser urólogo a estar en el área de triaje.

La difícil despedida

Él vive en Chimbote y cuando empezó la pandemia estuvo allá. Sin embargo, tras entrar a trabajar en la Villa Panamericana tuvo que dejar la ciudad norteña para llegar hasta la capital, sin saberse siquiera si volvería con vida. Pero seguro de que se iba a la lucha contra el enemigo invisible.

Ahora empezaba lo más difícil, decirle a su familia que se iba a un posible viaje sin retorno. “Lágrimas, lagrimas solamente de esperanza de poder volver y yo también tenía que ser fuerte, pero en el bus la verdad que sí me iba muy triste porque corría el riesgo de que ya no regresara y esa era la verdad”, señala.

Además, recuerda que en ese tiempo, nadie podía enterrar a sus muertos. Muchas familias se quedaron sin poder despedirse de sus seres queridos como lo hubieran hecho en otra ocasión. “Era un temor constante y cada mes era lo mismo, no hubo ninguno en los que no hubiéramos derramado una lágrima. Cada mes era un riesgo y fue lo más impactante inicialmente al tomar esa decisión”, comenta el doctor.

Para él todo se convirtió en “tirar la moneda al aire y pedirle muchísimo a Dios que nos regresara con bien. La verdad es que los que hemos sobrevivido a eso, somos muy bendecidos y muy afortunados al poder contar esta historia”, dice Víctor.

Entrada en la Villa Panamericana

Aquel lugar que albergó a cientos de atletas en las siete torres, se tuvo que convertir a raíz de la pandemia en un “hospital”. Hasta donde solo llegaban casos positivos o sospechosos de Covid-.19. Sin embargo, la ausencia de médicos generales en marzo del 2020 hizo que el doctor Víctor Manuel Soles Quineche postulará a una vacante, ya que, su especialidad por el momento se encontraba cerrada.

En vista de que no había la cantidad de médicos suficientes que se presentaran a tal convocatoria, algunos especialistas tuvimos que acceder a ella, ya que, nosotros también somos médicos generales”, explica.

Él estuvo hasta noviembre del año pasado, pasó 8 meses ahí. Dejó la Villa en el momento en que la pandemia ya se encontraba “controlada”. Para Víctor fue “una experiencia enriquecedora”, como él mismo lo dice.

Hace dos meses aproximadamente me llegó recién el certificado de mi participación. La verdad es que es un documento que guardo con mucho orgullo y cariño. Porque además de trabajar con grandes médicos, nos hicimos muy amigos, encontré muchos colegas que teníamos el mismo propósito y la verdad es que todo fue una experiencia muy enriquecedora”, comenta el doctor.

Y acerca de sus jornadas diarias dice: “recuerdo que también trabajábamos 15 días de corrido y descansábamos otros 15 días en donde nos hacían todos nuestros análisis para ver si nosotros nos habíamos contagiado”.

Triaje en la Villa Panamericana

Triaje es la zona por donde pasan todos los pacientes que llegan hasta la Villa Panamericana. En este lugar es donde se hace una evaluación en la que se le preguntan muchas cosas entras las que figuran si tiene alguna comorbilidad que ponga en riesgo su vida. Ese era el trabajo del doctor Víctor dentro de la Villa.

“Había torres para sospechosos, para positivos confirmados, para contactos, y también después se implementó una UCI, con 100 camas, en donde ya iban pacientes más críticos”, acota el doctor. Además dice “nuestro trabajo en triaje era finalmente decidir a qué área enviamos a cada paciente”.

Parte emocional de Víctor

En realidad fue un trabajo emocionalmente complicado más que profesionalmente. Yo creo que la parte emocional fue lo más duro que tuvimos que pasar ahí. Las lágrimas de las personas que salían positivas, de las familias que tenían que ser separadas, de los niños que querían estar en su casa”, señala el médico.

La parte emocional para los doctores terminó resultando crucial y tuvo impactos negativos a raíz de la pandemia. “Muchos de mis colegas, incluyéndome terminamos con un trastorno de ansiedad. Incluso en un trastorno que nos desesperaba tener la ropa, los mandiles, las mascarillas y el casco. Era una cosa terrible que yo nunca lo había experimentado”, comenta.

A veces uno le dice al paciente no esto es algo psicológico y la verdad que… muchas veces lo decimos solo porque está en el libro. Pero ese año me sirvió a mí para vivirlo en carne propia. La verdad es que la parte psicológica influyó muchísimo en nuestro trabajo”, puntualiza.     

Ganaron la batalla

Hasta Villa el Salvador llegaban muchos casos críticos, por los que ellos en triaje tenían tanques de oxígeno y era eso lo primero que usaban. Luego eran trasladados hasta UCI, a donde Víctor iba con la finalidad de consultar algunos datos de los pacientes. Era un contacto diario. Por el cual pudo ver a muchos salir airosos y ganarles la batalla a la Covid-19.

Los pacientes al verse recuperados se emocionaban muchísimo porque muchos de ellos hasta ya se despedían de la familia en triaje y nosotros también nos llenábamos de mucha emoción al verlos ir con sus maletas”, señala.

Caídos en la primera línea

En la Villa Panamericana muchos médicos cayeron en pie de lucha ante este mortal virus. A ello se le sumó que el doctor Soles terminó por perder amigos con los que había compartido un quirófano.

Mi buen amigo el doctor Luis Cesar Robles, mi buena amiga la anestesióloga, la doctora Gambini, el doctor Ricardo Ferrator que también era urólogo como yo, gente muy joven. Gente de 40, 41 años, que lastimosamente sin haber ido a Villa Panamericana fallecieron”, dice el médico.

Ese fue quizás otro de los momentos más difíciles que le tocó vivir. “Nos llenaba de mucha nostalgia, llorábamos y ensuciábamos las mascarillas por dentro pero teníamos que seguir trabajando. Era una labor muy dura y a muchos nos jugó una mala pasada, nos quedó un poco de ansiedad, de esa tristeza de todo lo que había pasado ese año. Es algo muy duro en realidad”.

Experiencia aterradora de Víctor

Hasta Villa el Salvador llegaron tres pacientes, cuyos familiares se habían confiado en la tan poderosa y “milagrosa” Ivermectina. Ellos terminaron por dar su último suspiro dentro del auto en el que se trasladaban.

Nos traían a los pacientes ya azules. La hipoxia era tan marcada que la oxigenación era mínima y recuerdo a tres claramente haberse muerto en el vehículo donde lo transportaban, en el mismo taxi en el que llegaban. Simplemente se murieron. Obviamente lo pasamos a UCI para tratar de reanimarlos pero no se pudo hacer nada”, dice el doctor.

Las mentiras del Internet

Las fake news o noticias falsas fueron algo que circuló y circula muchísimo a través de las redes sociales y son las responsables de generar desinformación en la población. Es por eso que el doctor Víctor hace un hincapié aquí.

Muchos de nosotros los médicos, tenemos cierta responsabilidad en eso, no supimos llegar a la población. Las redes sociales nos ganaron por goleada definitivamente”, destaca.

A ello se le suma que muchas personas llegan hasta los consultorios creyendo saber qué enfermedad o mal tienen solo por haberlo leído en la red. “El paciente cree mucho en el Internet, en lo que le dice el vecino, el amigo, lo que le vende la televisión y la verdad es que dificulta muchísimo nuestro trabajo, al menos el mío sí”, señala.

La única manera de combatir eso es simplemente informándolos, no hay otra…las redes sociales nos jugaron una muy mala pasada en la pandemia, hicieron cometer muchos errores incluso a propios médicos y mucha gente murió simplemente por haber hecho caso a una red social”, comenta.

Recuperación de confianza

Antes de que llegue la pandemia, se puso muy de moda la frase de negligencia médica. Todo lo que pasaba dentro de un hospital era ello, pero a raíz de esta nueva “realidad” en la que vivimos, el trato hacia los médicos peruanos ha mejorado. Por lo cual ellos han recuperado, en muchos casos, la confianza de la población.

“La verdad es que ha sido un cambio drástico pero que nos sirve también a nosotros para hacer un mea culpa de las cosas que hemos estado haciendo. Y esforzarnos más, estudiar y ser mejores médicos de lo que éramos y sobre todo, más humanos, que es lo que sinceramente nos faltaba a muchos”, señala el médico.

Mensaje a los futuros médicos

Antes de acabar con la entrevista, el doctor Víctor Soles nos dice algo que es importante para las futuras generaciones de médicos y es la humanidad. La humanidad que deben de tener a la hora de atender a los pacientes por más agotador que esto resulte.

Nunca se debe perder la humanidad en los médicos, ya que, a veces es quebrada o resquebrajada por la rutina o por la cantidad de pacientes que nos indica una institución atender…nunca jamás debemos volver a perder esa humanidad que nos caracteriza a todos nosotros los médicos y nos hace llevar con tanto orgullo este mandil blanco”.