¿Vivir con tu mejor amigo? La tendencia que crece entre jóvenes que buscan independencia y ahorro

Compartir gastos, acceder a mejores zonas y no sentirse solo suenan tentador, pero la convivencia entre amigos no siempre es fácil.

Convivencia y amistad bajo el mismo techo. (Foto: Difusión)

Mudarse con un amigo se ha convertido en una alternativa real para quienes buscan independizarse en ciudades donde el costo de vida no permite alquilar solos. Ciudades como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey ya registran un aumento de jóvenes que optan por esta fórmula, y la tendencia también va en crecimiento en países como Perú, especialmente en zonas urbanas con alta demanda inmobiliaria.

Los motivos son varios. Compartir vivienda permite dividir gastos, acceder a mejores ubicaciones o a departamentos con amenidades modernas, como gimnasios, terrazas y áreas sociales. Además, entidades financieras ya ofrecen opciones como créditos compartidos entre amigos o familiares, facilitando el acceso a la compra de inmuebles en conjunto.

Pero, aunque la idea puede parecer perfecta, vivir con alguien de confianza, pasarla bien, no sentirse solo, la convivencia diaria puede poner a prueba cualquier amistad. Desde la elección del departamento hasta las normas de convivencia, todo influye en que la experiencia sea exitosa o un motivo de conflicto.

Ventajas de vivir con tu mejor amigo

Una de las principales razones por las que esta opción resulta atractiva es el apoyo emocional y la compañía constante. Compartir hogar con alguien cercano puede generar un entorno más seguro y cómodo. Además, ya existe una base de confianza y comunicación fluida, lo que permite hablar de temas delicados sin rodeos.

También es común que la convivencia entre amigos genere un ambiente más relajado. Ver películas, tener conversaciones largas o simplemente compartir momentos cotidianos puede fortalecer aún más el vínculo. Y si hay acuerdos claros, dividir tareas del hogar y gastos suele ser más sencillo que con un desconocido.

Riesgos que podrían afectar la amistad

No todo es positivo. La falta de límites personales puede ser un problema si uno de los dos invade el espacio del otro o utiliza sus cosas sin permiso. También pueden surgir conflictos si hay diferencias en los hábitos de limpieza, horarios o estilos de vida.

Otro punto importante es el manejo del dinero. Si uno es más responsable económicamente que el otro, puede haber tensiones por pagos atrasados, gastos no compartidos o deudas acumuladas. Lo más delicado es que estos conflictos, si no se manejan bien, pueden dañar la amistad o incluso terminarla.

Consejos para una convivencia sana

  • Hablen antes de mudarse. Es fundamental establecer reglas desde el inicio: cómo dividirán los gastos, qué hábitos personales podrían chocar y qué cosas son innegociables para cada uno.
  • Respeten los espacios individuales. Aunque compartan un hogar, cada quien necesita momentos a solas y privacidad. Esto ayuda a mantener la armonía y evitar tensiones innecesarias.
  • Sean flexibles y comunicativos. La convivencia implica ceder en algunos aspectos y ser pacientes ante las diferencias. Si surge un problema, lo mejor es hablarlo de inmediato y con respeto.

Soluciones habitacionales para amigos que deciden vivir juntos

El grupo inmobiliario Levy Holding, especializado en el desarrollo y comercialización de vivienda, ha identificado esta tendencia y ofrece opciones adaptadas a quienes desean compartir hogar con un amigo. A través de su división HEI Realtor, brindan asesoría personalizada según las necesidades de cada grupo.

“Hoy en día, las nuevas generaciones requieren soluciones habitacionales flexibles, funcionales y bien ubicadas. En Levy Holding entendemos estos cambios, por eso acompañamos a los clientes desde la elección del inmueble hasta la firma del contrato”, explica Sergio León, director de marketing y estrategia comercial.

Mudarte con un amigo puede ser una buena decisión si se hace con claridad, respeto y acuerdos sólidos. Porque aunque la amistad sea fuerte, la convivencia exige compromiso y madurez para que no solo compartan techo, sino también una buena experiencia.