Apenas en el siglo XVII el tomate se empezó a incluir en los ingredientes de la mayoría de las salsas. Aunque llegó a convertirse un producto popular en 1830. Una de las recetas infaltables en la cocina y que se puede hacer con esta hortaliza, se trata de las salsas caseras.
Preparar este acompañante es ideal para salir de apuros en la cocina y darle un toque distinto a tus comidos. Aquí te contamos unos consejos para que puedas preparar una salsa de tomate inigualable.
1. Tomates maduros
El tomate verde no es la mejor elección, puesto que es duro y ácido, sin embargo, el tomate maduro está en su punto y es incluso hasta mejor. Apenas pasado es mucho más dulce y carnoso. Si es que no están tan maduros es aconsejable conservarlos a una temperatura ambiente, nunca dentro del refrigerador.
2. Tipo de tomate
Lo ideal es usar tomates de un buen tamaño y que sean jugosos . Pero se debe tener en cuenta que deben emplearse estos en la temporada de verano, ya que en esa época está en su esplendor. Tampoco es malo usar el tomate en salsa, siempre que sea de buena calidad.
3. Sofrito
En este caso, se usan unas cinco cucharadas de aceite de oliva por kilo de tomate. Primero se sofríe una cebolla, ajo o pimiento, para darle un poco de personalidad y sabor a la salsa. Con respecto al tiempo, este no está definido y puede ser discutible, ya que algunos tienen cocciones algo breves de 15 minutos mientras que otros de 25 con la finalidad de reducir la salsa.
4. Condimentos
Los clásicos para esta receta son el pimiento, ají molido, sal, pimienta y orégano, estos podrás añadir a la preparación cuando su cocción esté finalizando.
5. Azúcar
A pesar de lo que digan los profesionales de gastronomía, una cucharadita de azúcar corrige la acidez del tomate y le otorga ese dulce sabor característico de la salsa de tomate.