Scarlett Johansson se encuentra involucrada en una disputa legal con OpenAI, la empresa detrás del ChatGPT. La controversia gira en torno a las presuntas similitudes entre la voz de la nueva asistente virtual de OpenAI, denominada Sky, y la voz de la actriz .
Según reveló en un comunicado, OpenAI le había propuesto prestar su voz para Sky, bajo la premisa de que su tono facilitaría la transición hacia la interacción humano-IA. Sin embargo, la rechazó por motivos personales.
«Nueve meses después, mis amigos, familia y el público en general notaron cuánto sonaba como yo el nuevo sistema llamado ‘Sky'», afirmó. Johansson añadió que dos días antes de que la versión 4.0 de ChatGPT saliera a la luz, Altman contactó a su representante y le pidió que reconsiderara la oferta, pero que no esperaron a su respuesta.
Meses después, al escucharla habría quedado sorprendida y enojada enfadada por el evidente parecido con su propia voz. OpenAI supuestamente reconoció de forma indirecta al tuitear «Her», en alusión a la película donde Johansson interpretó a una asistente virtual.
¿Cuáles son los argumentos de OpenAI?
Ante esta situación, la protagonista de ‘viuda negra’, contrató a un asesor legal y exigió a la institución el detalle del proceso. Según la empresa, evaluaron cuidadosamente durante cinco meses las voces de actores profesionales, asesores de la industria agencias de talentos y directores de reparto.
Este caso resurge el debate sobre la protección de los derechos de imagen en la era de los deepfakes y la inteligencia artificial. Scarlett puntualizó la necesidad de una «claridad absoluta» y una legislación adecuada para garantizar la protección de los derechos individuales.
Por su parte, OpenAI lamentó la falta de comunicación más clara con la actriz, pero insiste en que la voz de Sky no se basó en la de la artista.
Finalmente, la empresa accedió a retirar dicha voz de sus productos, aunque negó haberla usado como base.