La fibromialgia consiste en una condición crónica de dolor y sensibilidad muscular generalizada que se asocia con la fatiga, problemas de sueño y memoria, modificaciones en el estado de ánimo y reducción de la capacidad funcional.
El reumatólogo Óscar Chigne de la Clínica Ricardo Palma comparte algunos datos que seguramente desconocías sobre esta enfermedad y que debes saber.
1. Su origen no está definido
El origen de la fibromialgia no está claramente definido, pero se considera multifactorial, combina factores genéticos y ambientales, condicionando una alteración persistente en la regulación del dolor.
2. Puede producir una discapacidad funcional
Aunque no produce daño y destrucción articular o muscular puede generar una discapacidad funcional que se deriva de trastornos de sensibilización a nivel del sistema nervioso central y periférico al incrementar patológicamente la sensación de dolor y afectar el modo en que estas señales son procesadas.
3. Deteriora la calidad de vida
El malestar físico y emocional asociado a sus síntomas y la limitación consecuente para desarrollar las actividades del día a día, causan un profundo impacto en la calidad de vida de los pacientes, alterando sus relaciones personales, familiares, sociales y laborales.
4. El riesgo de padecerla puede obedecer al sexo y factores ambientales
El riesgo de padecer fibromialgia está modulado por múltiples factores, destacando el sexo femenino, agregación familiar (riesgo 8 veces mayor en familiares de primer grado) y factores ambientales relacionados como desencadenantes: infecciones, estrés prolongado, enfermedades autoinmunes, alteraciones psicosociales, enfermedades que cursan con dolor crónico, entre otras.
5. Sus síntomas pueden variar
Sus principales manifestaciones son: dolor musculoesquelético crónico, fatiga, alteraciones del sueño o rigidez matutina. Sin embargo, este perfil puede complementarse por la presencia de otros síntomas afines al aparato locomotor y también por manifestaciones ajenas al este.
Reflejándose con la hinchazón de manos y extremidades, sensación de hormigueos o calambres, cefaleas, mareos, rechinar los dientes y dolor de la articulación mandibular, dolor abdominal, torácico, pélvico, problemas de piel, intolerancia al frío, síndrome de piernas inquietas, hipersensibilidad ambiental (luz, ruidos, olores), estados de angustia o depresión, entre otros.
6. Modo de diagnóstico
La fibromialgia se diagnostica a través de la historia clínica y examen físico. Estos son invaluables, sobre todo, por la naturaleza de los síntomas y hallazgos en la exploración física.
El factor principal que se requiere para el diagnóstico es dolor generalizado asociado a problemas de sueño, memoria y/o fatiga durante al menos tres meses, pudiendo observarse períodos de remisión y actividad a lo largo de su evolución.
7. Los síntomas pueden influir en la identificación de la fibromialgia
La diversidad de síntomas musculoesqueléticos y factores complementarios y moduladores (que pueden coexistir de acuerdo a cada caso) definen muchas veces variaciones en el cuadro clínico que suponen un reto en la identificación de la fibromialgia.
Esto hace necesario el descarte de otros trastornos, de acuerdo a la presentación de cada caso y sus manifestaciones particulares. Además, este cuadro se puede complicar aún más si coexisten otros síndromes dolorosos propios del aparato musculoesquelético como es el caso de las tendinopatías, síndrome de hipermovilidad articular, polimialgia reumática o incluso osteoartritis.
8. Tratamiento
Este se enfoca en el uso de medicamentos dirigidos al control del dolor muscular generalizado y manifestaciones derivadas del trastorno de sensibilización central y periférico, así como acciones no farmacológicas basadas en estrategias de cuidado personal como terapia física y rehabilitación, psicología o nutrición.
9. La fibromialgia no tiene cura
La fibromialgia no tiene cura; no obstante, el tratamiento está dirigido a disminuir sus síntomas, incluyendo dolor difuso crónico, fatiga, insomnio y disfunción cognitiva, esto va a permitir que el estado de salud pueda mejorar.
10. Fibromialgia y el Covid-19
La presencia de esta condición no aumenta por sí sola las posibilidades de contraer Covid-19. Pero este virus sí puede agravar la condición de las personas que la padecen. Muchos procesos virales, especialmente, en fase aguda pueden producir manifestaciones similares a los de fibromialgia y hacer que los síntomas aumenten en los pacientes que sufren de esta condición, quienes se encontrarán peor durante el curso de la infección.
Cabe destacar que las condiciones de confinamiento que se adoptan por la pandemia, determinan una reducción de la actividad física, incrementando el estrés emocional, que pudieran influir en el empeoramiento de la fibromialgia.
El tratamiento de COVID-19 no está contraindicado en pacientes con esta enfermedad, debiéndose tratar los brotes de empeoramiento en esta condición si fueran requeridos.