La sombra de Hitchcock: El lado oscuro que ocultaba el genio

Alfred Hitchcock

Hablar de Hitchcock es hablar de películas de culto, filmes legendarios y escenas que quedaron grabadas en la memoria de miles de personas en el mundo. Pero también es hablar del hombre detrás del genio, del ser humano detrás de la figura pública, de la sombra que la estrella ocultaba.

Se sabía que el cineasta era un artista exigente. Hitchcock entendía el cine como una forma de lenguaje. Es decir, primaba la forma sobre el fondo, lo que se llegó a debatir en múltiples entrevistas que concedió a lo largo de sus años de carrera. No obstante, este rasgo, si bien convertía sus películas en obras maestras, lo convertía, en ocasiones, en un jefe draconiano.

Durante la grabación de ‘Psicosis‘ se rumoraba que el genio despedía personal de manera injustificada. Sin embargo, esto se justificaba pensando que, en realidad, era solo un artista bastante exigente. Fue recién con la grabación de ‘Marnie‘ (1964) que se demostró que no eran solo rumores.

Escenas realistas

En una de las escenas más recordadas de ‘Los pájaros‘ (1963), Tippi Hendren encarna a Melanie, quien entra a un cuarto donde es atacada sorpresivamente por una bandada de aves furiosas. La expresión durante la escena es genuina y tiene un sorprendente nivel de realismo.

Pero esto tiene sus razones. La escena no tuvo dobles ni efectos especiales. Hendren ni si quiera estaba al tanto de que grabaría esa escena. Hitchcock decidió que la secuencia tenga el mayor realismo posible, por lo que hizo que la actriz ingrese a una réplica de la habitación donde había estado grabando esos días, donde la esperaba una docena de aves.

Y eran aves cuidadosamente seleccionadas para causar daños visibles. Cuervos, gaviotas y palomas de considerable tamaño atacaron a la actriz, quien se vio obligada arrojarse al suelo para evitar ser gravemente lesionada. Y, para colmo de males, se hicieron varias tomas.

En la primera toma nadie se atrevió a refutar al cineasta. Pero para la quinta toma, Hendren tenía rasguños y excremento en las manos, el vestido roto y tuvo que espantar a un cuervo que casi le arranca un ojo. “Uno de los pájaros que estaba atado a mí, saltó de mi hombro a mi cara y me arañó el párpado inferior”, contó en su libro de memorias.

Pese a los pedidos del equipo técnico, la escena se grabó 45 veces. Para cuando Hitchcock estuvo satisfecho con el resultado, Hendren no paraba de llorar y tenía heridas abiertas en los brazos, dedos, manos, cabeza y rostro. La actriz quiso huir de la grabación, Alfred se limitó a recordarle que había firmado un contrato.

El médico de cabecera de Hendren le recomendó una semana de descanso médico. Hitchcok protestó. El galeno tuvo que intervenir para que la salud de la actriz no se viera gravemente afectada debido a las heridas. Al final, a riesgo de perder su carrera, volvió al set de filmación.

¿Acoso en el cine?

En la década de 1960 no se distinguía el acoso. Hendren pensaba que las insinuaciones, llamadas telefónicas hostigosas y el maltrato físico eran meras demostraciones de poder por parte de un famoso director hacia una actriz que recién iniciaba su carrera. Incluso pensó que el maltrato que recibió durante las filmaciones fueron una represalia por sus negativas.

“Estoy viendo toda la cobertura mediática del asunto Weinstein. Ni esto es nuevo ni se limita a la industria del entretenimiento. Yo he tratado con el acoso sexual durante toda mi carrera como modelo y actriz. Hitchcock no fue el primero. Sin embargo, no estaba dispuesta a aguantarlo más tiempo, así que me alejé de ese mundo sin mirar atrás«, declaró la actriz.

«Hitch dijo que podría arruinar mi carrera si contaba lo que me hizo. De esto hace 50 años, pero es el momento de que las mujeres empiecen a ponerse en pie por ellas mismas como ha pasado con el caso Weinstein. ¡Bien por ellas!”«, añadió. Estas declaraciones se dieron cuando el colectivo #MeToo comenzaba a tomar poder.

Represalias

Hendren pensaba que Hitchcock le había dado una oportunidad. Para una actriz novata como ella, era un honor, se supone, trabajar con uno de los mejores directores de la época. Pero la relación que buscaba Hitchcock no era estrictamente laboral. Cuando la actriz se negaba, las escenas que debía grabar se volvían más violentas.

La obsesión del director con la actriz llegó a tal punto de prohibir que otro hombre en el set de filmación le hablara. Nadie podía contradecirlo. “Estaba aislada, petrificada de miedo y sin saber a qué acudir”, recordó la actriz. Y la situación empeoraba cada vez más.

Mientras más se resistía la actriz, más agresivo se volvía el director. Donald Spoto cuenta en su libro ‘Alfred Hitchcock, La cara oculta del Genio’ (1983) que la escena de ‘Marnie‘ en la que es violada no estaba incluida en el guion original. El director mantuvo su cámara muy cerca del rostro de la actriz durante toda la toma.

La actriz, pese al contrato que había firmado, no volvió a trabajar con Hitchcock. Tal como el director lo prometió, su carrera descendió hasta un punto del que no pudo elevarse nuevamente. Y Hitchcock pasó a la historia como uno de los más grandes directores de cine.